Esto son 10 normas que podemos cumplir para poder lograr la honestidad con nosotros mismos y con los demas:
La persona íntegra vive lo que predica
y habla lo que piensa.
La honestidad consiste en decir toda
la verdad a quien corresponde, de modo
oportuno y en el lugar correspondiente.
Decir la verdad no implica ser irrespetuoso
con nadie.
La persona íntegra, además, es auténtica.
Hay coherencia entre lo que hace
y lo que debe hacer, de acuerdo a sus
principios. Vive auténticamente como un
ser humano.
La persona que miente (por engaño,
exageración, precipitación al hablar, etc.)
se hace un daño a sí misma. La mentira
es autodestructora; siempre se paga.
Mentir para dañar a alguien voluntariamente
es una injusticia.
Ser justo es dar a cada uno lo suyo, lo
que le corresponde; derechos, reconocimiento
y gratitud.
La falta de integridad se quiere justificar
diciendo que todos actúan así, o que
es la única forma de salir adelante, es necesario
vivir según los principios, aunque
esto suponga ir “contra corriente”.
Ser honesto es ser transparente; Es
necesario desprenderse de las máscaras
que el ser humano se pone para defenderse,
para ocultar sus inseguridades o
miedos. El recelo, la agresividad, las apariencias,
son algunas de estas máscaras. Una falta de honestidad, de veracidad,
es aparentar una imagen que no corresponde
con la realidad. Por ejemplo, aparentar
virtudes que no se tienen.
10. Preocuparse excesivamente por “el
qué dirán”, aparte de mostrar inseguridad
en uno mismo, es una falta de sencillez.
También lo es justificarse o excusarse.
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